jueves, 24 de abril de 2014

OYA-VIRGEN DE LA CANDELARIA


OYA –VIRGEN DE LA  CANDELARIA-


 
Oya es un Osha y está muy relacionada con Ikú, la divinidad de la muerte. Propicia los temporales, los vientos fuertes o huracanados y las centellas. Simboliza el carácter violento e impetuoso. Vive en la puerta de los cementerios. Es dueña del cementerio, vive en su puerta y en los alrededores. Oyá es la divinidad más relacionada directamente con el proceso de la muerte. Representa la intensidad de los sentimientos lúgubres, el mundo de los muertos. En la naturaleza está simbolizado por la centella. Junto con Eleguá, Orunla y Obatalá domina los cuatro vientos. Se le llama con el sonido de la vaina de flamboyán. Representa la reencarnación de los antepasados, la falta de memoria y el sentimiento de pesar en la mujer. La bandera, las sayas y los paños de Oya llevan una combinación de todos los colores excepto el negro.

Oya es la Orisha del Río Níger, por sus 9 afluentes, nacida en Ira. Oya es una de las llamadas Orishas muerteras junto a sus hermanas Obba y Yewa. Oya ejerce un poder especial sobre los eggúns, por ser esta madre de 9 de ellos. Amante de la guerra combatía junto a Oggun y Shango en las campañas que estos realizaban. Acompañó a Shango cuando este dejó Òyó y fue nombrada reina de Kosso por este. Su culto es de territorio Tapa, Kosso y Òyó. Su nombre proviene de Yorùbá Òyá (Oló: dueña - Oya: Oscuridad) también conocida como Yansá del Yorùbá Iyámsá (Iyá: madre -Omó: hijos - Mesá: nueve).

Los hijos de Yemaya y Shango no la reciben durante el Sodo Orisha y cuando se asienta como Orisha tutelar, sus hijos deben recibir Yemaya con un ritual especial. Lleva 9 otá marrones o carmelitas que se recogen en el río.

Su número es el 9 y sus múltiplos. En el sincretismo se compara con la Santa Virgen de la Candelaria y Santa Teresa (2 de Febrero). Su color es el rojo vino, marrón o carmelita y 9 colores excepto el negro. Se saluda ¡Jekua Jey Yansá! 

ORACIÓN

Oyá, Orisha guerrera y justa,
Ahuyenta el viento de la muerte,

 
Custodia mi alma, y líbrame del infortunio.
 
Escúchame madre Oyá:
No permitas que sobre mí, recaiga el dolor,
Ni la enfermedad, ni el odio o el rencor.

A ti Oyá, Reina y señora mía,
Elevo mis ruegos.

Protégeme del mal,
Y desvía las penas de mi camino.

Cuídanos y protégenos .
Gracias, Oyá Madre!


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